jueves, 28 de noviembre de 2019

014.- CUEVA DEL TORO


Los ríos nos abandonaron, la lluvia se olvidó de nosotros y de los mares quedó la sal. Todos miramos al vaso más cercano y no había ni una gota de agua, se desvaneció una noche o, tal vez, no nos dimos cuenta de que se había ido poco a poco. Los días que siguieron estuvieron llenos de guerras sin sentido, muertes y mucha sed.
El último vaso de agua estaba en las manos de una niña, ella lo compartió y todos bebimos el recuerdo: los días felices en la Cueva del Toro, queríamos volver ahí y sonreír. Llegaron los helados sabor chocolate y el agua de sandía de mamá. Escuchamos el sonido de la lluvia y la vida en nuestro planeta. Nos tomamos de las manos y vimos nuestros labios secarse, la niña lloró mucho más, pero de sus ojos ya no nació agua y no tuvimos nada que tomar.
Cassandra de Córdoba

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