Ocurrió en un cerro de Lebu. Mi madre me contó un hecho ocurrido a un conocido arriero de la zona.
Llegaron dos científicos ateridos de frío al refugio de Pedro que tenía un fuego encendido en un fogón improvisado con piedras. Pidieron permiso y se arrimaron al calor. Al rato agradecieron y dijeron: "¿nos da una rama encendida para nosotros poder hacer fuego en donde acampamos?". "No hay problema", dijo Pedro y les dio una rama pero en pocos minutos volvieron pues la rama se les había apagado.
Entonces pensaron mil formas para llevar alguna brasa.
Pedro con su perro seguía sentado y solamente los miraba y escuchaba sus opiniones: que así, que con dos ramas, etc. y como no se ponían de acuerdo Pedro se levantó y les dijo: "pongan sus dos manos juntas hacia arriba", se las llenó de ceniza no caliente y encima colocó brasas que pudieron llevar sin problema.
Experiencia de un arriero
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