144.
“La vio…” por Isidoro Guidrobros
Un
ejército de células espermáticas guarda en su interior la carga de sabiduría
hereditaria, entre tantos otros componentes químicos, que modifican la alquimia
de transmisiones y transferencias. Apostados, esperan la orden de salida para competir
en el cros de la vida. Gregorio Flores, retó
al destino. Venía de fábrica con alto entrenamiento para sumergirse en las
entrañas mismas de la tierra. La minería era su acomodo práctico…
Sus
antepasados bucearon rocas, en busca de carbón, y otros tantos minerales. Explorando,
horadando piedras, recorriendo y escudriñando las cuevas de Benavides, con poca luz, casi a
ciegas, intentando un tacto interesante, se desarrollaron artesanalmente en Lebu,
provincia de Arauco, en la zona del Biobío…
Gregorio,
salió a flote. Viró hacia la luz. Emergió como un submarino y se plantó en la
vida para lucharla desde otra esfera, no tan fulera, ni sacrificada. Trabaja en
turismo. La vio linda, filón interesante
Lebu…
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